Reseña
Agonistas del receptor de hidrocarburos de arilo
como contaminantes en alimentos para la producción animal
Aryl Hydrocarbon Receptor Agonists as Contaminants
in the Feed of Production Animals
Oscar Guillermo Collado García *, Manuel de Jesús Álvarez Gil **
, Silvio José
Martínez Sáez ***
*Dpto. Química. Facultad de Ciencias
Aplicadas. Universidad de Camagüey ¨Ignacio Agramonte Loynaz¨.
Camagüey. Cuba.
**
Dirección de Ciencia, Tecnología e Innovación, Instituto de Farmacia y
Alimentos, Universidad de La Habana. La Habana. Cuba.
***CEDEPA, Facultad de Ciencias agropecuarias.
Universidad de Camagüey ¨Ignacio Agramonte Loynaz¨.
Camagüey. Cuba.
Correspondencia: ogcolladogarcia@gmail.com
Recibido:
Diciembre, 2021; Aceptado: Diciembre, 2021; Publicado: Enero, 2022.
RESUMEN
Antecedentes: La salud de los humanos y animales está
estrechamente vinculada. Muchos alimentos pueden contener materiales tóxicos y
la mayoría de los productos químicos tienen un rango de uso seguro, pero en
dosis altas pueden ser dañinos. Objetivo. Destacar la importancia del
control ambiental para la minimización de los riesgos de intoxicación por
dioxinas y sus congéneres en la producción de alimentos para los animales de
granja y para el hombre. Desarrollo:
Las Dioxinas y PCB’s dioxinas (dibenzoparadioxinaspolicloradas
o PCDD son 75 sustancias congéneres), furanos (dibenzofuranospoliclorados
son 135 congéneres). Solo algunas de las sustancias de cada grupo son tóxicas.
El receptor de hidrocarburo de arilo (AHR), que también se conoce como receptor
de dioxinas, está presente en numerosas especies animales, incluidos humanos y
activa la expresión génica de una manera dependiente de ligando. El prototipo
de ligando 2,3,7,8-tetraclorodibenzo-p-dioxina (TCDD), es una dioxina
arquetípica conocida como uno de los congéneres más potentes. La presencia de
dioxinas en los tejidos animales, deriva de su alimentación. Su presencia en
ciertos niveles puede provocar cáncer; alteraciones del sistema inmune, del
sistema nervioso; lesiones hepáticas; y esterilidad. Conclusiones: Queda evidenciada la importancia del control
ambiental para la minimización de los riesgos de intoxicación por dioxinas y
sus congéneres en la producción de alimentos. Es necesario que las personas
vinculadas a tales producciones conozcan más sobre estos compuestos y colaboren
en la identificación de los posibles peligros y niveles de riesgo.
Palabras clave: ordeño, animales de granja, contaminación de
alimentos, Dioxinas, Proteínas bHLH-PAS, Receptor de
Hidrocarburo de Arilo (Fuente: MESH)
ABSTRACT
Background: Human and animal health are closely related. A lot of
foods and feeds may contain toxic substances, and though most chemicals have a
safe use range, they can be harmful when consumed in high doses. Aim. To
remark the importance of environmental control to minimize the risk of
poisoning by dioxin and dioxin-like substances in the production of feeds for
farm animals, and foods for humans. Development: Dioxins and PCB dioxins
(polychlorinated dibenzo-p-dioxins or PCDD comprise 75 dioxin-like substances),
furans (polychlorinated dibenzo-furans comprising 135 furan-like compounds).
Only a few substances from each group are toxic. The aryl hydrocarbon receptor
(AHR), also known as dioxin receptor, is present in numerous animal species,
activating gene expression in a ligand-dependent manner. The ligand prototype
2,3,7,8-tetrachlorodibenzo-p-dioxin (TCDD), is an archetype dioxin known to be
one of the most powerful dioxin-like substances. The presence of dioxins in
animal tissue depends on feeding, at certain levels it may cause cancer,
disorders of the immune and the nervous systems, liver lesions, and sterility. Conclusions:
This study demonstrates the importance of environmental control to minimize the
risk of poisoning by dioxins and dioxin-like substances in the production of
feeds. The personnel in charge of animal production should know more about
these compounds and collaborate in identifying the possible dangers and risk
levels.
Key words: Keywords: farm animals, food contamination,
dioxins, bHLH-PAS proteins, aryl hydrocarbon receptor
(Source: MESH)
INTRODUCCIÓN
La gestión de los grandes riesgos
sanitarios mundiales, desde el control de las enfermedades hasta el
calentamiento global, no puede realizarse de forma individual y requiere la
plena cooperación de los sectores de la sanidad animal, la salud humana y el
medio ambiente. El reconocimiento de una susceptibilidad compartida entre
humanos, animales y ecosistemas ha conducido al concepto de "Una
Salud" cuyo abordaje implica que múltiples sectores trabajen juntos para
lograr mejores resultados. (Guardo, 2018).
La ciencia de los alimentos se ocupa
del estudio de las propiedades físicas, químicas y biológicas de los alimentos,
la inocuidad, la calidad nutricional, sensorial y sanitaria, la estabilidad,
los procesos de elaboración y de conservación. La química de los alimentos, que
es fundamental dentro de la ciencia de los alimentos, se ocupa de la
composición, las propiedades de los alimentos y de los cambios químicos que experimenta
durante su manipulación, procesamiento y almacenamiento en condiciones
ambientales que son compatibles con la vida (Damodaran y Parkin, 2017).
Ya desde el siglo XVI, Paracelso
expresó la máxima clásica de la toxicología: “Todas las cosas son veneno y no
hay nada que no lo sea; sólo la dosis hace que una cosa sea o no un veneno:
dosis sola facit venenum
" (Jiménez y Kuhn, 2009). Este concepto a menudo se condensa en: "La
dosis produce el veneno". Todos los fármacos y los tóxicos, son capaces de
producir un efecto al unirse a receptores, por lo que reciben el nombre de agonistas, para lo cual deben tener
afinidad por el receptor y actividad intrínseca (Jiménez y Kuhn, 2009). También
existe la posibilidad de que sustancias nocivas o tóxicas se incorporen
involuntariamente a los alimentos por contaminación directa, por contaminación
ambiental, como resultado del procesamiento o por adulteración deliberada para
beneficio económico. La clave es identificar el nivel seguro o nivel sin
efectos adversos (NOAEL; en inglés) (DeMan et al., 2018).
El receptor Ah (AHR) se ha estudiado
durante casi cinco décadas. Sin embargo, no se entiende completamente cómo esta
proteína media los efectos adversos de una variedad de contaminantes
ambientales, como los hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP), el dibenzo- p clorado-dioxinas ("dioxinas") y muchos
bifenilospolihalogenados. El papel del receptor Ah
(AHR) en la salud humana y la toxicología ambiental sigue siendo un área de
considerable interés (Mahringer et al., 2019; Avilla et al., 2020). La mayor parte de los casos
de exposición humana a las dioxinas tiene su origen en los alimentos de origen
animal, cuya carga de dioxinas procede principalmente de los piensos.
La
producción ganadera está creciendo muy rápido en el mundo en vías de
desarrollo, principalmente a través de la intensificación de los sistemas de
producción ganaderos caracterizados por altas densidades de animales y tierra,
que requieren de una particular atención a la bioseguridad, al surgimiento de enfermedades
animales y su control, así como al bienestar de los animales y su manejo (FAO e
IFIF, 2014). El presente trabajo tiene como objetivo destacar la importancia
del control ambiental para la minimización de los riesgos de intoxicación por
dioxinas y sus congéneres en la producción de alimentos para los animales de
granja y para el hombre.
DESARROLLO
Una sola salud
El concepto de "Una sola
salud" (en inglés, One health) se introdujo
a comienzos del año 2000 para poner nombre a una noción conocida desde hace más
de un siglo: la salud humana y la sanidad animal
son interdependientes y están vinculadas a los
ecosistemas en los cuales coexisten (Soto, 2021). La FAO
promueve “Una Salud” en la labor sobre seguridad alimentaria, agricultura
sostenible, inocuidad alimentaria, resistencia a los antimicrobianos (RAM),
nutrición, sanidad animal y vegetal, pesca y medios de vida (FAO, 2021).
La química de
los alimentos
Alimento es toda sustancia que
contribuye a asegurar en todas sus manifestaciones (producción y reproducción)
la vida del animal que la consume. La Química de los Alimentos estudia las
estructuras, las propiedades y las reacciones de los componentes de los
alimentos que dan lugar a las transformaciones que inciden positiva o
negativamente en su calidad; las que ocurren durante su manipulación,
elaboración, procesamiento, almacenamiento, conservación y comercialización.
También aborda el estudio de sustancias contaminantes que pueden estar
presentes. La Química de los Alimentos es considerada la estructura básica para
la ciencia y la tecnología de los alimentos, ya que estudia las sustancias
biológicas y los cambios que experimentan cuando se exponen a una amplia gama
de condiciones ambientales, las propiedades químicas de los tejidos de los
alimentos alterados, las fuentes unicelulares (huevos y microorganismos), y uno
de los principales líquidos biológicos, la leche (Badui,
2006; Damodaran y Parkin, 2017).
Los alimentos desde el punto de vista
ganadero son todas aquellas sustancias que el hombre pone a disposición de los
animales directa o indirectamente para que consumiéndolas puedan mantener con
normalidad sus funciones vitales, alcancen su desarrollo corporal propio de la especie
y den las producciones útiles que se pretenden obtener. La alimentación no
puede ser nunca una receta, es parte de la responsabilidad del ganadero; es un
proceso dinámico que requiere conocimientos, observación y hacer las cosas
bien. El ganadero es el que debe saber mejor que nadie cómo va su explotación,
qué tipo de alimentos tiene, cómo hizo su heno, su ensilado o su pienso y cuál
es el estado de sus bovinos, ovinos o cerdos (Rodríguez, 2001).
En un principio, alimentar un animal
parece una tarea sin la menor complicación. De hecho, vacas, cerdos, gallinas y
restantes animales se han venido alimentando perfectamente desde hace mucho
tiempo, sin la intervención del hombre. Cuando el hombre ha intervenido en la
domesticación y selección de los animales, mejorando las razas y exigiéndoles
producciones y rendimientos que jamás se darían de forma natural, la
alimentación de éstos se va complicando, por lo que resulta importante el
estudio de la composición de la dieta. (Rodríguez, 2001).
La inocuidad de los alimentos,
en un sentido amplio, significa que un alimento, en el momento de su consumo,
debe estar libre de cualquier contaminante químico o microbiano dañino. Según
el Codex Alimentarius
es la garantía de que un alimento no cause daño al consumidor cuando el mismo
sea preparado o ingerido de acuerdo con el uso a que se destine (OPS/OMS, 2021).
Los alimentos
son la fuente principal de exposición a agentes patógenos, tanto químicos como
biológicos (virus, parásitos y bacterias), a los cuales nadie es inmune;
determinados niveles de contenidos de estos contaminantes conllevan riesgos
sustanciales para la salud de los consumidores y representan grandes cargas
económicas para las diversas comunidades y naciones (OPS/OMS, 2021).
Las reacciones químicas iniciadas en
los alimentos por el calor al que son sometidos, pueden ser beneficiosas, como
en el caso de la formación de sabores deseables y otros atributos sensoriales,
o nocivas, como en la generación de sustancias químicas tóxicas como los
hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) (Damodaran y Parkin, 2017). La
concentración de HAP depende del contenido de grasa en la carne, el proceso de
asado y la fuente de calor. Wong (2018) reportó la presencia de HAP en
salchichas, carne de res, cerdo, cordero, pavo, pollo, hamburguesas y tocino.
El receptor de
hidrocarburos de arilo
Los animales y seres humanos, están
expuestos todos los días a una gran variedad de sustancias presentes en el
aire, el agua y los alimentos, por lo que han desarrollado un conjunto de enzimas
y transportadores que facilitan la biotransformación y eliminación de estos
compuestos (Larigot et al., 2018).
El receptor de hidrocarburos arilo
(AHR), que también se conoce como receptor de dioxinas, es tradicionalmente
definido como un factor de transcripción dependiente de ligando involucrado en
la biotransformación y los efectos carcinogénicos / teratogénicos de las
toxinas ambientales, como la 2,3,7,8-tetraclorodibenzo-p-dioxina (TCDD) que es
una dioxina arquetípica conocida como uno de los congéneres más potentes
(Figura 1), los hidrocarburos aromáticos halogenados tóxicos (HAH) y los HAP ( Corrada, Denison y Bonati, 2017; Kawajiri y
Fujii-Kuriyama, 2017; Weber et al., 2018; Avilla et al., 2020; Falandysz, Smith y Fernandes,
2020). El AHR es un miembro de la
superfamilia básica de factores de transcripción helix-loop-helix
(bHLH) / PER-ARNT-SIM (PAS) o simplemente, proteínas
del tipo bHLH-PAS, y es una proteína bien conservada,
con presencia ubicua en tejidos de mamíferos y niveles de expresión variables
entre tejidos y durante toda la vida (Fribourgh y Partch, 2017; Wu y Rastinejad, 2017; Al-Ghezi et al.,
2019; Mengoni et
al., 2020; Kim et al., 2020; Goya-Jorge et al., 2021; Torti et al., 2021).
Figura 1. Estructuras tipos de
“dioxina” con núcleo derivado de Policloro-dibenzo-p-dioxinas (PCDDs) con
posiciones de sustituciones de los átomos de cloro. Estructura de la Tetraclorodibenzodioxina (TCDD).
El AHR se conserva evolutivamente
tanto en sus estructuras de dominio como en sus funciones, se expresa en varios
tejidos y desempeña una variedad de funciones en la homeostasis. Después de la
unión del ligando, AHR se transloca desde el citoplasma al núcleo donde se
asocia con el translocador nuclear AHR (ARNT), cuyo
complejo se une posteriormente al elemento de respuesta xenobiótico (XRE). El
complejo heterodímero AHR: ARNT funciona como un factor de transcripción
responsable de la expresión de genes pertenecientes a la familia del citocromo
P450 (CYP) y en particular de CYP1A1, CYP1A2 y CYP1B1. Los primeros estudios
sobre AHR se centraron principalmente en el aspecto toxicológico debido a su
activación por dioxinas, que son tóxicos ambientales (Kawajiri
y Fujii-Kuriyama, 2017; Wu y Rastinejad,
2017; Schulte et al., 2017; Hattori et al., 2018; Larigot
et al., 2018; Al-Ghezi et al., 2019;
Aranguren-Abadía et al., 2020; Roztocil
et al., 2020; Kim et al., 2020; Furue
et al., 2021; Haidar et al., 2021; Kou y Dai, 2021). La activación
del AHR está relacionada con un aumento del metabolismo oxidativo y, en
consecuencia, con la formación de, por ejemplo, especies reactivas de oxígeno.
En consecuencia, esta interacción con el ADN en XRE está altamente
correlacionada con la etapa inicial de sucesos de toxicidad posteriores que
incluyen carcinogenicidad por la activación prolongada del AHR, toxicidad de
desarrollo y reproductiva y deterioro inmunológico, que se conocen como efectos
de toxicidad de dioxinas (Szöllősi
et al., 2016; Corrada, Denison y Bonati, 2017; Schulte et
al., 2017; Tuomisto et al., 2017; Hattori et al., 2018; Danjou et al., 2019; Mengoni et al.,
2020; Sadik et
al., 2020; Goya-Jorge et al., 2021; Haidar
et al., 2021; Zhai et al., 2021). Sin embargo, estudios extensos
en las últimas dos décadas han identificado muchos ligandos AHR endógenos y han
descubierto numerosas funciones fisiológicas del AHR que es importante para el
desarrollo normal in vivo, así como
en la regulación en los sistemas cardiovascular, gastrointestinal, nervioso,
inmunológico, en la piel y sobre el ritmo circadiano (Khazaal
et al., 2018; Abdullah et al., 2019; Esser, 2021; Kou y Dai, 2021).
Ligandos del
AHR
La TCDD, un subproducto del Agente
Naranja, se identificó como un agonista de AHR, en gran parte debido al cloracné, una enfermedad de la piel que causaba dicho
producto. Los análisis posteriores revelaron que otros compuestos xenobióticos
con estructuras similares a la TCDD, especialmente los HAH y los HAP, también
son agonistas AHR eficientes, aunque su afinidad de unión a la cavidad AHR y su
capacidad transactivante pueden diferir
sustancialmente. Estos compuestos son bastante abundantes y persistentes en el
medio ambiente debido a su larga vida media y bioacumulación en la cadena trófica.
Su toxicidad ha sido ampliamente documentada en humanos, así como en otras
especies, con estimaciones que indican que más del 90% de las exposiciones
humanas ocurren a través de alimentos contaminados (Hattori
et al., 2018; Torti et al., 2021).
Entre los ligandos endógenos de AHR se encuentran una serie de metabolitos y
productos metabólicos del triptófano, que tienen un impacto importante en la
homeostasis al regular la actividad de AHR (Kawajiri
y Fujii-Kuriyama, 2017; Hattori
et al., 2018; Larigot et al., 2018; Furue et al., 2021; Goya-Jorge et al., 2021; Kou y Dai,
2021).
Dioxinas y
alimentación
Con el nombre “dioxinas” se agrupan
los compuestos pertenecientes a dos estructuras químicas bien diferentes: Policlorodibenzo-p-dioxinas (PCDDs)
y policlorodibenzofuranos (PCDFs)
que pertenecen al grupo de los contaminantes orgánicos lipofílicos y
persistentes. Dependiendo del grado de cloración (de 1 a 8 átomos de cloro) y
de la posición de la sustitución se pueden encontrar 75 PCDDs
y 135 PCDFs diferentes llamados “congéneres”. En el
presente artículo se hace referencia como “dioxinas” a las estructuras químicas
presentes en la figura 1. Otros derivados contaminantes de los alimentos y el
medio ambiente incluyen los compuestos con sustituciones con átomos de bromo (Polybrominateddibenzo-p-dioxins, PBDDs) (Zhou y Liu, 2018; Falandysz,
Smith y Fernandes, 2020).
Las dioxinas se acumulan en la grasa
a niveles elevados, por lo que incluso niveles extremadamente bajos de dioxina
en los piensos pueden llegar a ser significativos a lo largo de la vida de un
animal y generar residuos inaceptables en alimentos destinados al consumo
humano como carne, leche y huevos (FAO e IFIF, 2014). En producción animal, la
incorporación de dioxinas puede llevarse a cabo desde el suelo, el agua de
bebida o los alimentos administrados. Según la OMS (Organización mundial de la
Salud), el 90% de la exposición humana se produce a partir de su ingesta por
alimentos de origen cárnico, lácteos, pescados y mariscos. La exposición
crónica a estas sustancias, pueden producir en humanos efectos tóxicos que
implican problemas a nivel inmunológico, endocrino y reproductivos, entre
otros. En el caso de animales de producción, las aves y peces suelen ser más
sensibles a las intoxicaciones por dioxinas, debido a su alto contenido de
grasa corporal (veterinaria digital, 2021).
De las dioxinas y sus congéneres,
solo algunas de las sustancias de cada grupo son tóxicas. Los derivados
bromados se han detectado contaminando los alimentos acuáticos y la cadena
alimentaria de los animales y el hombre (Weber et al., 2018; Dai et al., 2020; Falandysz, Smith y Fernandes,
2020).
Partiendo del antecedente de que en
1968 más de 2000 personas que vivían en el oeste de Japón estaban intoxicadas
por altas concentraciones de dibenzofuranospoliclorados
(PCDF), cuaterfenilospoliclorados, dibenzodioxinaspolicloradas (PCDD) y bifenilospoliclorados
(PCB), que habían contaminado el aceite de salvado de arroz comestible, es
importante monitorear el factor de equivalencia tóxica (FET) y el equivalente
tóxico (EQT) de cada congénere en los alimentos (ej: TCDD, FET = 1) (Furue
et al., 2021).
Los contaminantes en piensos para
animales son sustancias que no se han añadido intencionalmente a los alimentos
o los piensos, pueden ser el resultado de una contaminación del medio ambiente
(Weber et al., 2018), y son un riesgo
para la salud animal, tan es así que en el año 2018, la Autoridad Europea de
Seguridad Alimentaria (EFSA) confirma que la exposición alimentaria a las
dioxinas y los PCB similares a las dioxinas (contaminantes medioambientales que
están presentes en niveles bajos en alimentos y piensos) constituyen un
problema de salud (efsa.europa.eu, 2021).
En Bélgica se produjo en 1999 un
incidente motivado por la detección de niveles elevados de dioxinas y PCB en
productos de origen animal derivado de la utilización de aceites industriales
en la fabricación de piensos altamente contaminados con dioxinas. Por este
motivo, y para evaluar los riesgos producidos por la exposición a estas
sustancias, se definieron durante la década de 1980 los conceptos de
equivalente tóxico (TEQ) y factor de equivalencia tóxica (TEF); así se
estableció un criterio que proporciona un sistema relativamente sencillo de
estimar la toxicidad global de las dioxinas. La EFSA estableció, en 2018, una
ingesta semanal tolerable (IST) de 2 pg OMS-TEQ / kg
peso corporal y semana (EFSA et al., 2018).
Las dioxinas y sus congeneres pueden provocar cáncer, alteraciones del sistema
inmune, del sistema nervioso, lesiones hepáticas y esterilidad. Esto puede
deberse al elevado nivel de conservación del AHR. En la figura 2 se presenta el
sitio de unión del ligando en el dominio PAS-B del AHR humano, los
alineamientos de las secuencias de aminoácidos y sus porcentajes de identidad
para los AHR de especies animales, obtenidos de la base de datos UNIPROT (UniProt, 2021) y analizados por
CLUSTAL Omega (Madeira et al., 2019).
Los residuos de aminoácidos se encuentran altamente conservados en diferentes
especies animales que se utilizan para la producción de alimentos y que en
muchos casos se alimentan con piensos y follajes. Los cinco residuos de
aminoácidos importantes en para la interacción en la cavidad del AHR (Panda, Cleave, y Suresh, 2012; Szöllősi et al.,
2016) con el TCDD se destacan en color rojo, observándose que dos de los mismos
son conservados; y los otros tres son variables, por lo que es muy probable que
los agonistas del AHR descritos como contaminantes en los alimentos para animales
pueda afectarles también y acumularse por lo que puede afectar la producción
animal y producir afectaciones a lo largo de la cadena alimentaria.
Figura 2. Sitio de unión del ligando
en el dominio PAS-B del AHR humano. Alineamiento de las secuencias de
aminoácidos del dominio PAS-B y sus porcentajes de identidad para diferentes
especies. UniProtKB: 1) P35869 (AHR_HUMAN) humano, 2)
I3LF82 (I3LF82_PIG) cerdo, 3) F6ZNC3 (F6ZNC3_HORSE) caballo, 4) F1ML85
(F1ML85_BOVIN) bovino, 5) A0A452F9J9 (A0A452F9J9_CAPHI) cabra, 6) Q9PTI7
(Q9PTI7_CHICK) pollo, 7) I3JVG1 (I3JVG1_ORENI) tilapia del Nilo, 8) A0A3R7MDP8
(A0A3R7MDP8_PENVA) camarón patiblanco. Los residuos en color rojo se relacionan
con la interacción del ligando en la cavidad.
Para la mayoría de las especies de animales de granja, los
estudios existentes han mostrado que las dioxinas y BPC se acumulan en la grasa
corporal y el hígado, pero también se excretan en los huevos y la leche.
Exposición de animales productores
de alimentos y acumulación de PCDD / F y PCB:
Algunos tipos de ganadería son propensos a acumular PCDD / F
y PCB. Se han clasificaron a los animales productores de alimentos según su
riesgo de exposición a los PCDD / F en el suelo. La bioacumulación de PCDD / F y PCB depende
del congénere, la especie y el tejido. Como resultado, la bioacumulación desde
el pienso / suelo hasta los alimentos de origen animal cambia considerablemente
los patrones de los congéneres. Es posible determinar tasas específicas de
congéneres para la transferencia (tasas de transferencia) del suelo / pienso a
los productos pecuarios (carne, huevos, leche) (Weber et al., 2018).
Los pollos de corral son particularmente propensos a la
contaminación ambiental. Ocupan más suelo que otros animales de granja por peso
corporal. Un contenido de PCDD / F en la alimentación de 0,4 ng EQT / kg de
masa seca (dm), que se encuentra en aproximadamente el 50% del nivel máximo de
la UE para piensos (0,75 ng PCDD / EQT-F / kg 88% dm), ya está suficiente para
superar el nivel máximo de la UE para PCDD / F en huevos (Weber et al., 2018).
El ganado toma PCB y PCDD / F del pienso, incluso del pienso
contaminado con partículas de suelo (por ejemplo, pasto, ensilado de pasto o
heno) (Weber et al., 2018).
Para los ovinos y caprinos, en principio, se aplica lo mismo que para la
producción de ganado vacuno. Las ovejas se consideran entre los animales más
sensibles ya que pastan cerca de la superficie del suelo, y la proporción de
suelo ingerido puede ser alta, hasta el 20% de los forrajes (Weber et al., 2018).
Los jabalíes y cerdos alojados al aire libre se encuentran en la
categoría de animales productores de alimentos con mayor exposición a PCDD / F,
junto con el pollo, ya que encuentran gran parte de su alimento en el suelo. (Weber
et al., 2018)
Los
PCDD/F y BPC se acumulan en mayor medida en el filete de pescado azul (como la
trucha o el salmón) que en el pescado blanco. Las principales fuentes de
dioxinas relacionadas con los piensos en el pescado de piscicultura son a
menudo el aceite de pescado y la harina de pescado. Además de la composición
del pienso, la transferencia de dioxinas a los filetes depende de la especie,
del crecimiento del animal y los niveles de dioxinas en el agua y los
sedimentos (FAO y OMS, 2018).
CONCLUSIONES
Queda evidenciada la importancia del
control ambiental durante la cadena alimentaria para la minimizar los riesgos
de la presencia de dioxinas y sus congéneres en los alimentos y por
consiguiente en la posible intoxicación de las personas y animales que los
consumen. Es necesario que quienes producen alimentos, crían animales para
obtenerlos, y elaboran productos de origen animal, conozcan sobre estos
compuestos y colaboren en la identificación de los posibles peligros que
entrañan para la salud de los consumidores.
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La
participación de los autores fue la siguiente: Concepción y diseño de la
investigación: OGCG, MJAG, SJMS, redacción del artículo: OGCG, MJAG, SJMS.
Conflicto
de intereses
Los autores declaran que no existen conflicto de intereses.